La relación con la comida
Mantener una relación adecuada con la comida no siempre es fácil dado que en esa relación entran en juego un conjunto de emociones, de creencias y de
historia personal que pueden condicionar la normal relación con la comida. Hablar de relación con la comida significa muchas veces hablar de la relación con una/o misma/o, con el cuerpo, con las situaciones de la vida que generan tal nivel de malestar emocional que es tratado de ser gestionado a través de la alimentación: bien produciéndose una sobreingesta o bien reduciendo la ingesta hasta poner en juego la salud.
Nuestra metodología en el tratamiento de TCA
En Movêre Psicología sabemos que los problemas relacionados con la alimentación suelen ser complejos y verse afectados por otros factores psicológicos como la relación con el propio cuerpo, la presencia de inseguridad o el miedo a perder el control en otras áreas de la vida.
Por ello, el abordaje psicológico que realizamos contempla la consideración de este tipo de dificultades desde una concepción multifactorial y siempre desde la evidencia científica actualizada y disponible de cada momento.
Cuando lo que te trae a consulta es un problema de relación con la comida, lo primero que realizaremos será una evaluación de tu caso para identificar cuál es el problema principal y los factores que lo están manteniendo. Una vez identificados, nos ponemos en marcha con el abordaje psicológico que suele consistir en establecer estrategias que van dirigidas tanto a modificar el contexto en el que surge el problema como en implementar acciones que alteren la presencia o las funciones que pueden tener las emociones, creencias o comportamientos que forman parte del problema.
Una mala relación con la comida no tiene por qué ser una cuestión patológica. Es decir, puede darse una relación con la comida que genere consecuencias negativas en la persona sin que por ello podamos hablar de una cuestión psicopatológica.
Otras veces, sin embargo, podemos encontrarnos con la presencia de problemáticas psicológicas que alteran la relación con la comida, como presencia intensa o frecuente de ansiedad, ánimo bajo, impulsividad que convendrá analizar y tener en cuenta de cara al abordaje.
Si consideras que tu relación con la comida o contigo misma no es la adecuada, en Movêre Psicología ofrecemos la posibilidad de realizar el tratamiento del TCA en Madrid, si lo hubiera, así como online si la características del caso lo permitiesen.
En este sentido, podemos hacer una evaluación del problema y realizar una intervención para restaurarla haciendo especial hincapié en el cuidado de tu salud y de tu bienestar emocional.
Tipos comunes de trastornos de la alimentación
Atracones
Los problemas relacionados con presencia de atracones de comida se caracterizan fundamentalmente por una fuerte sensación de descontrol de la ingesta. Algunas personas los describen como si de un problema de adicción a la comida se tratara.
Y aunque el término “adicción a la comida” aun no está aceptado, la experiencia que tienen muchas personas que presentan atracones de comida es muy parecida a lo que a veces ocurre en las adicciones: un intenso deseo por comer, dificultad para posponer la ingesta, dificultad para detener la ingesta una vez ha comenzado, mucha rumia y pensamientos repetitivos en torno a la comida…
La sensación de descontrol ante esta forma de relación con la comida es muy elevada.
¿Qué factores influyen en el transtorno por atracón?
Los factores que suelen estar implicados en la aparición o el mantenimiento de este problema son diferentes y varían de persona a persona.
Entre los más frecuentes encontramos los relacionados con la restricción alimentaria: muchas personas comienzan a desarrollar atracones de comida debido a que están restringiendo, voluntaria o involuntariamente, su alimentación.
Es decir, cuando no se está comiendo lo suficiente porque se tiene miedo a coger peso o porque se está realizando alguna dieta muy baja en calorías, las probabilidades de que se terminen instaurando y manteniendo los atracones es muy elevada.
Por otro lado, están los factores y funciones emocionales. Comer en forma de atracón puede ser un comportamiento que consigue aliviar determinados estados emocionales aversivos o de tensión.
En este sentido, si la persona tiende a experimentar tensión o algún tipo de malestar emocional y come en forma de atracón, esta forma de ingesta puede aliviar momentáneamente ese malestar emocional. Estas consecuencias de alivio emocional favorecen que ante circunstancias similares de tensión emocional, el cuerpo solicite hacer lo que en el pasado le ha funcionado: el atracón de comida. De manera que, poco a poco, éste se va instaurando como una forma de regulación emocional que puede funcionar a corto plazo pero que suele ser problemático a medio y largo plazo.
¿Atracones o comer emocional?
Algunas veces, se confunden los atracones con el llamado comer emocional. Hablamos de comer emocional cuando el acto de comer no va tan dirigido a reducir el hambre fisiológica sino a tratar de modificar o de escapar de algún tipo de emoción, generalmente vivida como desagradable, aunque también puede ser positiva.
Es decir, hablamos de comer emocional cuando el acto de comer está mediado por algún tipo de estado emocional. Comer emocional y atracones pueden parecerse si la función que buscan y cumplen ambos es la reducir estados de tensión emocional. Sin embargo, las diferencias entre ambos son importantes tenerlas en cuenta.
Por un lado, el comer emocional no es necesariamente problemático. Todos y todas, muchas de nuestras ingestas las hacemos mediadas por emociones
y esto es normal y no un foco necesario de intervención psicológica.
Solo en caso de convertirse en la única estrategia con la que se cuenta para abordar estos estados de tensión emocional, podría ser necesario considerar
la ayuda psicológica. Por su parte, los problemas de atracones suponen una pérdida de control intensa y frecuente sobre la ingesta. Este tipo de problemáticas sí suelen requerir de ayuda para su manejo o eliminación.
Cuando hay presencia de atracones, además de la sensación de descontrol tan marcada sobre la ingesta, la persona puede experimentar emociones como culpa o vergüenza que condicionan su vida de manera importante. Otras veces incluso, estos atracones pueden impactar sobre la salud de la persona.
Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa, una problemática grave de la conducta alimentaria que se manifiesta a menudo como una respuesta intensa al miedo de aumentar de peso, por mínimo que sea ese incremento.
Esta reacción de temor activa estrategias destinadas a evocar una restricción calórica, lo que implica reducir la cantidad de alimentos ingeridos, saltarse comidas o eliminar alimentos saludables que antes formaban parte de la alimentación cotidiana.
La restricción calórica sostenida puede tener serias implicaciones sobre la salud: puede generar desnutrición, pérdida de peso que pone en riesgo la vida o problemas hormonales, entre otros. Y además, puede tener un considerable impacto a nivel psicológico generando un considerable malestar psicológico, la aparición de conductas muy rígidas con la alimentación y en algunos casos aislamiento social.
Cuando la restricción calórica se establece como estrategia para mitigar el miedo asociado a ganar peso y se acompaña de una pérdida de peso significativa, podemos hablar de anorexia nerviosa. Este trastorno puede poner en grave riesgo la vida de quienes lo padecen.
No obstante, es importante señalar que ni el peso, ni la forma corporal en sí mismos son indicativos de presencia o ausencia de anorexia nerviosa.
Muchas personas, sobre todo al inicio del problema, pueden no presentar el estereotipo de cuerpo delgado asociado a la anorexia nerviosa.
Señales de riesgo en anorexia
Las señales de riesgo y lo que va a marcar la presencia de la misma son principalmente el miedo intenso a ganar peso, la presencia de restricción
calórica o los intentos frecuentes de perder peso.
Es importante comprender que abordar la anorexia nerviosa va más allá de simplemente aumentar el peso corporal o modificar la relación con la
comida. Requiere una intervención integral que ayude a las personas afectadas a modificar los factores subyacentes que las llevan a adoptar estos
comportamientos que ponen en riesgo su salud y su bienestar emocional.
Abordar los problemas relacionados con la anorexia nerviosa no consiste solo en aumentar el peso corporal o en modificar la relación con la comida. Supone ayudar a nuestras pacientes a modificar los factores que les llevan a sentirse así siempre desde un respeto y un cuidado a la relación terapéutica irrenunciables.
Cuando una persona con anorexia llega a nuestra consulta, lo primer que realizamos es una evaluación de su caso para identificar bien el problema y conocer profundamente cómo se expresa en la persona concreta que se pone en nuestras manos.
Valoraremos las conductas principales, los factores que las están manteniendo, contemplaremos contar con la ayuda de nuestras nutricionistas para reestablecer la alimentación, nos plantearemos objetivos de trabajo y comenzaremos la intervención.
Todo ello asumiendo que cada persona tiene un ritmo de recuperación que respetamos siempre, haciendo del abordaje psicológico un proceso completamente ajustados a las posibilidades y necesidades de nuestras pacientes.
Bulimia nerviosa
Los problemas de imagen y la insatisfacción corporal basada en un deseo constante por mantener cuerpos delgados, supone un riesgo importante de desarrollar problemas con la alimentación.
Si para tratar de evitar la posibilidad de coger peso, porque este hecho es experimentado con un miedo muy intenso, se recurre a estrategias compensatorias como vomitar, usar laxantes, diuréticos o la realización de deporte intenso, después de que se han dado atracones de comida, nos encontraríamos ante un problema de bulimia nerviosa que puede tener importantes implicaciones para la salud física y para el mantenimiento del bienestar psicológico.
La bulimia nerviosa, un trastorno alimentario complejo, consistente en la presencia de atracones de comida y la realización de estrategias compensarias como el vómito, el uso de laxantes o la realización de ejercicio físico intenso para tratar de /encprevenir la posible subida de peso.
Causas de la bulimia nerviosa
Las causas que están detrás de la bulimia nerviosa son tan complejas como la propia problemática. Por un lado, intervendrían los factores emocionales: con frecuencia, las personas que desarrollan bulimia nerviosa presentan una frecuente tensión emocional que probabiliza la aparición de atracones.
Por otro lado, suele estar presente cierta insatisfacción corporal que deriva en un miedo intenso a coger peso que favorece que, ante la presencia de atracones, se pongan en marcha estrategias compensatorias como las anteriormente mencionadas.
Con cierta frecuencia, algunas personas que han debutado con problemas de anorexia terminan transitando a problemas de bulimia nerviosa como respuesta a la intensa y mantenida restricción calórica a la que llevan sometidas tanto tiempo.
Estos patrones no solo impactan la salud física, sino que también tienen implicaciones profundas en el bienestar psicológico de la persona afectada.
Por tanto, además de la presencia de atracones de comida seguidos de purgas o compensaciones, la bulimia suele estar muy influida por problemas de regulación del ánimo, una fuerte inseguridad personal relacionada con el cuerpo o perfeccionismo, entre otros.
Abordar los problemas relacionados con la bulimia no consiste solo en modificar la relación con la comida o con las medidas compensatorias. Supone ayudar a nuestras pacientes a modificar las condiciones que les llevan a sentirse así.
En Movêre Psicología estamos especializados en el abordaje de este tipo de problemas con la alimentación y podemos ayudarte.